martes, 10 de mayo de 2011

Orgullosos de la riqueza de España

En un Mundo que cada vez tiende a estar más unido, en España seguimos sufriendo absurdas tensiones separatistas o independentistas sin ningún tipo de justificación o rigor histórico. Catalanes que reivindican ser una nación en base a teorías históricas que nunca han existido, ya que Cataluña pertenecía al Reino de Aragón y no al revés. En el caso del País Vasco tenemos la misma situación: nunca han existido ni como país, ni como identidad nacional, ni como región independiente: pertenecían al Reino de Navarra. Tampoco pretendo dar aquí una lección de historia, para eso hay millones de libros sobre la maravillosa historia de España. Yo recomiendo especialmente el libro de César Vidal “Mitos y falacias de la historia de España”, donde con un rigor y documentación extraordinarios, nos cuenta la verdad de muchos de nuestros episodios más relevantes. Más de un político debería tenerlo de obligada lectura y estudio.

Lo que yo siempre me he preguntado es: ¿por qué hablar catalán o euskera o gallego es incompatible con hablar castellano? ¿Por qué sentirse vasco, catalán o andaluz tiene que ser opuesto a sentirse español? ¿No deberían ser compatibles e incluso complementarios?

La magnífica historia de España está llena de historias de soldados, navegantes, pensadores, inventores, diplomáticos de todas las partes de nuestro país. No existe ningún país en el mundo que pueda presumir de tener la diversidad y riqueza lingüística y cultural que tenemos nosotros, y resulta que en vez de ser un motivo de orgullo, en vez de ser algo que podemos explotar y utilizar para potenciar nuestro país, se ha convertido en un lastre de nacionalismo sin sentido en el que se llega incluso a manipular la historia para, a base de mentiras, amoldarla a unas ideas agresivas y totalitarias.

Es inevitable sentir envidia al mirar a Estados Unidos y ver como, a pesar de que en cada estado tienen una cultura, costumbres, bandera e incluso leyes completamente distintas, todos se sienten orgullosos de ser Nortemaericanos y se ponen en pié con respeto al ver su bandera o escuchar su himno. Allí sería impensable que en la final de la Copa del Rey hubiera preocupación porque la mitad del estadio pite el Himno Nacional, su himno.

Yo desde luego me siento orgulloso de ser andaluz, de los navegantes vascos que han engrandecido la historia de España, de que nuestros vinos o cavas nos den prestigio en todo el Mundo, de nuestras costas, paisajes y gastronomía, de la riqueza cultural de los dialectos o lenguas que tenemos en nuestro territorio, y de una infinidad de características o peculiaridades que tenemos en cada ciudad o Comunidad Autónoma, pero todas bajo el orgullo de ser españoles y defender los nuestro.


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